jueves, 19 de abril de 2007

CAMPUS DE ESPINARDO

Sergio Pellicer Vallés



No sé si lo recordarás alguna vez,

a mí me ataca de vez en cuando

el recuerdo de aquel bonito año,

los dos por el Campus de Espinardo,

sin pensar en el futuro,

con un presente que era maravilloso

pero que, como todo, terminó.

Yo estudiaba algo que no recuerdo,

sólo sé que aparecía allí cada día

con la ilusión de verte un rato,

comer juntos, charlar de lo nuestro.

No entraba nunca a clase,

prefería seguir tu horario y,

cuando tenías un hueco,

ir a buscarte a tu facultad

para perderme en tus ojos de fuego,

cogerte de la mano pequeñita

y escuchar atento a tus problemas,

que eran más míos que tuyos.


Dedicado a tu recuerdo...



La Vida

Amor Bonmatí

Surges de la tierra
y cuando tu vida acaba vuelves a ella.
El primer día de tu vida
lo ves todo de un blanco brillante,
luego
una neblina;
y ya no vuelves a ver aquel sol radiante.
Al final, todo lo consume la oscuridad
y te das cuenta de que lo que
menos has vivido en esta vida, es la felicidad.
Surges de la tierra
y cuando tu vida acaba vuelves a ella.
El día del juicio final
vuelves a ver aquel blanco brillante,
pero solo son las nubes
que hay por todas partes.
Cielo, purgatorio o infierno;
¿Dónde me tocará quedarme?
¡Vuelvo a vivir, vuelvo a nacer!
otra oportunidad,
¿qué debo hacer?
¡Pues ya lo sé, buscar la felicidad!
Para que cuando muera,
pueda descansar en paz.

VERTE UNA VEZ MÁS

Sergio Pellicer


Verte una vez más antes de que anochezca,

antes de que la luna despierte de su sueño

para bañar a la tierra con su tenue luz,

antes de que la calle quede oscura y fría

y no haya sitio en ningún sitio para mí.

Besarte una vez más antes de que sea tarde,

antes de que te marches tan lejos de aquí

que quedes relegada al lugar de los sueños,

al sitio dónde no sé si existes o no,

a los confines del recuerdo angustioso

dónde no hay más que tristeza y ansiedad.

Aprovisionarme de reservas suficientes

para ser capaz de aguantar durante tanto tiempo

la hastía hambruna que me provoca

la ausencia prolongada de tu cuerpo,

preparar mis oídos para una sordera permanente

sin recibir las suaves caricias de tu voz,

tratar de conservar tu imagen tras mis párpados

antes de que tu marcha me deje ciego sin remedio.

Empaparme de ti, necesito empaparme de ti;

disfrutar de tu esencia, respirar tu perfume

antes de quedarme sin olfato y sin tacto,

antes de que te vayas y me dejes sin nada...